

Por Con Pluma Papel
Como editorial, recibimos manuscritos constantemente. A nuestras manos llegan textos llenos de personajes inigualables con historias maravillosas… historias que el mundo merece conocer. No obstante, hay un problema muy común en la mayoría de estos textos: los diálogos no se entienden. Sí, así como lo lees. Un error muy frecuente con el que nos hemos topado mientras leemos estos manuscritos es el uso incorrecto del guion y la mala puntuación en los diálogos. Por tal razón, hemos decidido escribir este blog.
El guion
Comenzaremos este artículo, explicando lo que es un guion y cuáles son sus funciones. El guion es un signo ortográfico auxiliar en forma de un pequeño trazo horizontal que tiene varias funciones importantes, como la división de sílabas. El mismo no se debe confundir con el signo de menos (−) que es, como decimos en Puerto Rico, “un chinchín más largo” ni con la raya (—), que es el trazo horizontal de mayor longitud.

Si eliges escribir un diálogo en tu novela, no debes utilizar el guion, pues el diálogo no está incluido entre sus usos. Algunos de los usos más comunes del guion son:
- Unir palabras u otros signos.
Ejemplo: artístico-literario.
- Unir en coordinación dos prefijos asociados a una misma palabra.
Ejemplo: Realizar ejercicios pre- y posoperación.
- Indicar la separación entre el primer y último valor de un rango.
Ejemplo: lunes-viernes de 8:00-5:00.
- Marcar la separación entre los segmentos que componen una palabra (sílabas, morfemas, etc.).
- Hacer la separación de una palabra cuando se llega al final de un renglón, indicando que este termina con una parte de la palabra, cuya siguiente parte va en el siguiente renglón.
- Separar términos en direcciones de correos electrónicos y páginas web.
La raya
La raya, por otro lado, es un signo ortográfico de puntuación en forma de un trazo horizontal largo que puede emplearse de manera simple o doble. Cuando se utilice como signo doble, sus respectivas rayas de apertura y cierre deben ir pegadas a las palabras de los periodos que enmarcan y deben estar separadas por un espacio del elemento que las procede o las sucede (al menos que sea otro signo de puntuación), tal como aparece en el primer ejemplo a continuación.

Este signo ortográfico tiene varios usos, incluyendo:
- Aclaraciones o incisos
Ejemplo: Juan quería comer guanábana —que era su fruta favorita—, sin embargo, su mamá le trajo una pera.
- Listas
Ejemplo: Los países que encabezaron los juegos olímpicos de Tokio fueron:
—Estados Unidos
—China
—Japón
- Diálogos e intervenciones del narrador
Ejemplo:
—Carmen —susurró Esperanza— creo que estamos perdidas.
En este artículo, nos enfocaremos en el tercer punto: diálogos e intervenciones del narrador. Siguiendo las normas de la Real Academia Española, cuando redactamos diálogos usando rayas, debemos tomar en cuenta los puntos a continuación.
El uso de la raya en el diálogo.
Cuando contamos una historia, utilizamos dos tipos de discursos: el del narrador y el de los personajes. Con el discurso del narrador, le informamos al lector lo que está aconteciendo, construyendo un relato visible que incluye procesos, acciones, escenarios, personajes, tiempos, lugares, entre otras maravillas. En cambio, el discurso de los personajes engloba el acto real de las palabras o pensamientos del personaje.
El diálogo es una de las herramientas literarias más utilizadas para mostrar lo que dice un personaje y cómo lo dice. No obstante, es un recurso técnico tan complejo y exigente que muchas veces terminamos cometiendo graves errores al desarrollarlos. Pero, como dijo el Chapulín, “¡que no panda el cúnico!” que para eso estamos nosotros. Aquí enumeraremos algunas normas básicas para entender el uso de las rayas y la puntuación en los diálogos.
- Los diálogos comienzan con la misma sangría que comienzan los párrafos. Se abre con una raya e inmediatamente y sin dejar espacio, se escribe el parlamento. OJO: Aun si el parlamento comienza con un signo de interrogación (¿) o de exclamación (¡), NO debes dejar un espacio. Ejemplo:
—Ahí vino Juan a dejarte esto.
—¿Cuál Juan?
- Si vas a agregar un inciso del narrador, recuerda que después del parlamento del personaje, SIEMPRE va un espacio; luego, la raya e inmediatamente y sin dejar espacio, el inciso. Si el personaje no continúa el parlamento, escribe punto y aparte (¡NO pongas una raya!). Ejemplo:
—Ahí vino Juan a dejarte esto —dijo Esperanza, tirando el paquete en la cama.
- Presta mucha atención a esta parte. Cuando el inciso del narrador se introduce con un verbo, SIEMPRE comienza con minúscula, incluso en los casos de cierre con signos de exclamación (!) o interrogación (?), o puntos suspensivos (…), que equivalen al punto. Ejemplo:
—¿Cuál Juan? —respondió Carmen angustiada.
- Presta mucha atención acá también. Si el inciso del narrador es una frase sin ninguna relación directa con el parlamento del personaje (descripción, acción, gesto, entre otros), hay que introducirlo con mayúscula. En este caso, el parlamento debe terminar con un punto o un signo equivalente (“?”, “!” o “…”). Ejemplo:
—Juan González, el hijo del Senador. —El cuerpo de Carmen se paralizó al escuchar aquel nombre.
- Si al personaje le gusta hablar y quiere seguir hablando luego de que el narrador hace su intervención, debemos poner otra raya cuando acaba la intervención del narrador, inmediatamente y sin dejar espacio, y a continuación, el signo de puntuación que corresponda (punto, coma o punto y coma), un espacio y el parlamento del personaje. Ejemplo:
—¡Carmen, parece que has visto un fantasma! —dijo Esperanza, tocándole la cara—. ¿Quieres que te haga un té?
- OJO: Debemos usar dos puntos a continuación de la raya de cierre cuando el inciso del narrador anuncia la continuidad del parlamento del mismo personaje. Ejemplo:
—No te preocupes, tengo agua aquí —respondió Carmen con una cara pálida. Bebió, respiró y, luego, preguntó—: ¿Qué habrá dentro de ese paquete?
- Aunque no pasa muy seguido, en ocasiones se da el caso de que en un diálogo se cita otro diálogo. En este caso, se debe anteponer una comilla latina de cierre (») a la raya del diálogo citado. Ejemplo:
—Ayer, estuve en casa de Sonia y escuché cómo Juan planificaba con otro hombre el asesinato de Jorge. Esto fue lo que escuché:
»—Es hora de que el maldito de Jorge pague con su vida —dijo Juan.
»—Estoy de acuerdo. ¡Pongamos manos a la obra! —respondió el otro hombre.
- Y, por último, si el parlamento del personaje es tan extenso que requiere varios párrafos, a partir del segundo (y los que le siguen), debe anteponerse una comilla latina de cierre (»). Ejemplo:
—Sentí tanto miedo que me quedé paralizada. ¿Por qué querrían matar a Jorge si es un muchacho tan educado? Salí corriendo de casa de Sonia sin despedirme. Tenía miedo de que algo le pasara a Jorge, así que le fui a avisar lo que había escuchado. Pero cuando llegué a su casa, no había nadie. Parecía que llevaba vacía hacía días.
»—¿No será que Juan sabe que escuché la conversación y quiere hacerme daño? ¡Típico hijo de politiquero corrupto! ¡Me da mucho miedo abrir ese paquete, Esperanza! ¡No sé qué hacer!
Sigue estos consejos ortográficos y tus personajes entablarán conversaciones que el lector podrá seguir. En Con Pluma Papel, tenemos el servicio de corrección y edición de texto que necesitas. Escríbenos a servicios@conplumapapel.com para más información o llámanos al (787) 249-0061.